El niño comienza a explorar el entorno a través de sus sentidos y va descubriendo de forma natural que los objetos y las personas son otra cosa diferente a él mismo, asimilando sus propiedades físicas al tocarlos, chuparlos, olerlos y escucharlos. Aprende así que hay cosas duras y blandas, frías y calientes, con formas, texturas y sabores. Todo es muy nuevo y le lleva tiempo.
En esta etapa el centro infantil establece vínculos afectivos,tiene una importancia enorme en su desarrollo no solamente intelectual, sino afectivo y emocional, pues son el referente que tiene para todos sus procesos y de quienes recibe, a través del contacto físico y las muestras de cariño, todo el reconocimiento de si mismo y del entorno.
A medida que pasan los meses el niño responde a esas muestras de afecto con gran intensidad y su necesidad de contacto humano permanente y personalizado no disminuye en ese tiempo, siendo siempre de gran importancia para él tener cerca a esas figuras de apego.
En esta primera de las cuatro etapas del desarrollo del niño según Piaget, el afecto guía su aprendizaje y sus intereses, siendo el estímulo para los nuevos avances, siendo en esta etapa lo más importante que el bebé tenga un ambiente seguro emocionalmente y adecuado para poder ejercitar sus sentidos y sus habilidades psicomotrices.
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